La espadaña, asomada al impresionante balcón natural de la Peña de Alájar, se prepara para afrontar de nuevo el rayo que ya la destruyó en el pasado y que con estilo neoclásico fue pacientemente reconstruida.
Bóvedas, columnas, arcos, ventanas, pedestal, capiteles, farol, campanas… así es la espadaña, acompañada por sendas garitas que vigilan el inmenso paisaje que mira hacia el sur.