Tiempo atrás, la presencia de manantiales y fuentes en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche justificó la razón de ser de las poblaciones que se asentaron en sus proximidades, abastecieron a los serranos, saciaron al ganado y regaron sus huertas.
Esta cultura, ligada al abastecimiento y uso de los recursos hídricos, se manifiesta en la presencia de unos espacios y construcciones muy característicos de carácter público: fuentes, abrevaderos y lavaderos, todos ellos de gran contenido simbólico por ser lugares de encuentro e identidad colectiva.