Las telarañas se forman a partir de la seda que las arañas fabrican y secretan a través de sus glándulas de hilado, en la parte posterior del abdomen.

Después de hilvanar su tela, la araña esperará a que una presa quede atrapada. El impacto y el forcejeo del insecto provocarán las vibraciones que servirán a la araña para darse cuenta de que su trampa ha funcionado.

Sin embargo, construir una telaraña es en sí un gran gasto de energía debido a la gran cantidad de proteínas requeridas en la formación de la seda y después de un tiempo la seda perderá su adhesividad y se hará ineficiente para capturar presas, con lo que no es raro ver arañas que consumen su propia red diariamente para recuperar parte de la energía utilizada en el hilar.

Nacho Suárez Obel