Monumentos Sierra de Aracena

Ruta monumental de Aníbal González. Aracena

Los pueblos de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche cuentan con una extensa nómina de monumentos que no se circunscriben únicamente a sus rincones naturales. El paso de los siglos ha dotado este rincón de la provincia de Huelva de una arquitectura civil con verdaderas joyas del patrimonio repartidas por todos sus pueblos.

Uno de los casos más curiosos y llamativos tiene residencia en Aracena, donde el nombre del arquitecto Aníbal González es sinónimo de un legado arquitectónico que ha permitido que esta localidad pueda fundir monumentos de obligada visita a su Gruta de las Maravillas (que este año 2014 celebra el centenario de su apertura a las visitas turísticas).



Aníbal González fue uno de los exponentes de la arquitectura regionalista sevillana. De su mente nació el proyecto de la popular Plaza de España de Sevilla, construida con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. Afortunadamente para la Sierra de Huelva, pasó largas temporadas vacacionales en esta comarca, principalmente en Aracena, donde dejó su sello particular en numerosos edificios.

Durante la primera mitad del siglo XX, Aracena era lugar de peregrinaje de la alta sociedad y la burguesía acomodada hispalense, que encontró en esta localidad un lugar idóneo para el descanso lejos de las altas temperaturas del verano en Sevilla. A principios del siglo XX había también en Aracena un importante grupo social integrado por grandes propietarios de tierras y ganaderos, fuertemente influenciados por la figura de la familia Sánchez-Dalp, benefactores de su pueblo de adopción.

Hablar de este periodo del siglo XX en Aracena es referirse con elevada frecuencia a la figura de Javier Sánchez-Dalp y Calonge, persona de gran influencia en la provincia de Huelva de la época. Su familia fue mecenas de Aníbal González en Sevilla y, satisfecha de las creaciones del arquitecto, quisieron que realizase diversos encargos en su pueblo de adopción, al que dotaron de una serie de edificios que se han transformado en patrimonio monumental.



Para comprender la grandiosidad de los inmuebles diseñados por Aníbal González es necesario bucear en su obra. Según Asunción Díaz Zamorano, en su libro ‘La arquitectura de Aníbal González en Aracena’ (Diputación de Huelva, 1996), González puso en pie “una arquitectura al servicio de unos intereses muy específicos y amordazada por las difíciles circunstancias de una época difícil”, una arquitectura fachadista en la que las principales preocupaciones se centraban en el exterior, más que en los interiores y sus condiciones de habitabilidad.

Bien es cierto que Aníbal González también cumplió lo que el cliente en cada momento le requería, lo que dio pie en Aracena a una arquitectura con una rigidez en sus interiores que se tornaba en un vasto despliegue visual en sus exteriores. Para quienes realizaban los encargos, lo importante era lo que el edificio representase de sus moradores, algo que claramente se denota en la primera de nuestras visitas: la sede del Ayuntamiento de Aracena en la Plaza de Santa Catalina.

Inaugurado en 1911, Aníbal González concibió este vistoso edificio neomudéjar como un palacio para la familia Sánchez – Dalp, que no llegó a utilizarlo nunca. Por contra, Javier y su hermano Miguel decidieron donar el inmueble al Consistorio aracenés para acoger instalar allí las escuelas locales.

Lo más vistoso de este edificio es su decoración exterior, que sigue formas geométricas de mampostería y piedra vista y conforman una gama de tonalidades únicas en Aracena, en la que se funde el rojo cálido del ladrillo y la fría blancura de la piedra caliza. Las enormes dimensiones de este edificio, que da tres calles, suponen un verdadero impacto visual en pleno centro urbano y se ha convertido hoy día en un emblema aracenés.

De la misma época que la actual Casa Consistorial es otro de los edificios más representativos de Aracena, el Casino Arias Montano. Inaugurado en 1910, las formas de este edificio recuerdan los antiguos cafés de la alta burguesía y nobleza, un nuevo escaparate del grupo que lo sustentaba, que pretendía dar una imagen moderna y aperturista. En aquella época, Aracena contaba con tres casinos de sociedad: el de Artesanos, el de Obreros y el Casino Arias Montano, en el que se reunían los grandes terratenientes y propietarios.




La riqueza cromática del edificio del Ayuntamiento desaparece en esta creación, en la que las formas clásicas y el blanco inmaculado cubren las dos fachadas y el cuerpo central, con forma cilíndrica, que une los dos flancos.

Tanto en el exterior como en el interior, Aníbal González hizo gala de su fama y dotó al edificio de unas instalaciones en la línea de los clubes ingleses. Las yeserías de la fachada conducen la vista hacia la cubierta a dos aguas y sus tejas en cerámica de color, que sustituyeron a la cúpula cerámica original, que se derrumbó en 1925.

El recorrido por la Aracena que diseñó Aníbal González nos conduce hasta el barrio de San Pedro, que acoge en sus entrañas a la Gruta de las Maravillas. Javier Sánchez – Dalp y Juan del Cid López, alcalde por entonces, fueron los artífices del acondicionamiento y la apertura al público del nuevo descubrimiento en 1914.

Aníbal González se encargó del diseño de la entrada a la Gruta (1923), una bóveda de cañón decorada con piedra autóctona con la que, según Asunción Díaz Zamorano, el arquitecto “concibió un ámbito a modo de caverna (…), cuya fría sobriedad y severo diseño natural anuncian al visitante las asombrosas formas de la Naturaleza que se dispone a contemplar”. Ésta fue una de las pocas incursiones de Aníbal González dentro del ámbito de la arquitectura medioambiental.

A escasos cincuenta metros de este edificio se encuentran los Lavaderos de la Fuente del Concejo, una obra civil de gran importancia dentro de la vida doméstica de Aracena. Inaugurado el 16 de febrero de 1927 y financiado por Javier Sánchez –Dalp (como reza en la placa cerámica en uno de los muros) este lavadero aprovechó un manantial existente para surtir el abrevadero y las pilas construidas.

 

Aquí, Aníbal González creó un proyecto de grandes dimensiones, aprovechó el desnivel del terreno para integrar la construcción con la ayuda de un muro no cerrado por completo y coronó la fila de pilas con una enorme cubierta. De nuevo utilizó la combinación de ladrillo visto y piedra como elemento decorativo en un espacio de servicio público.



Las dos últimas visitas de esta ruta arquitectónica por Aracena salen del casco urbano apenas un centenar de metros. A pie de la carretera en dirección a Alájar, Aníbal González ideó su proyecto más ambicioso en Aracena: la barriada de Aracenilla, un ejemplo de ciudad jardín según el modelo inglés del siglo XIX en la que pretendía construir una veintena de pequeños hoteles dentro de una urbanización marcada por los espacios verdes. Finalmente, sólo se construyeron ocho viviendas y la casa del guarda.

En Aracenilla, Aníbal González mantuvo su urbanismo de fachada, con una clara función propagandística del edificio que debía alojar a burgueses y aristócratas en sus periodos vacacionales en Aracena. Cada una de las viviendas, separadas entre sí y con amplios jardines, tiene un diseño original y distinto al anterior aunque comparten la variedad cromática y la utilización de cerámica en la solería, el tejado y los remates, así como el uso de la madera, hierro y ladrillo.

La familia Sánchez – Dalp, que cedió su céntrica vivienda para acoger las escuelas públicas de Aracena encargó a Aníbal González una nueva vivienda pero en las extensas dehesas del Monte de San Miguel (1910), a las afueras de la localidad, en dirección a Sevilla. El conjunto incluye la vivienda de los marqueses y las dependencias del servicio. En esta ocasión, Aníbal González explotó la decoración neomudéjar con diferentes elementos en la casa principal, cercada y totalmente diferente al resto de edificios. Este nuevo ejemplo de arquitectura propagandística mantenía el estatus de los propietarios y marcaba las diferencias sociales con el servicio.



La casa central, ampliada en 1924, es un claro ejemplo del estilo sevillano, con una profusa decoración en la que se mezcla el ladrillo rojizo con la piedra caliza. En su interior, las tallas en los portajes de madera, artesonados y las yeserías en los frisos y molduras decoran las habitaciones.

En el exterior, los jardines están en sintonía con la vivienda y evocan a los de la Alhambra, organizados por medio de paseos y avenidas. Asimismo, el conjunto cuenta también con una capilla neomudéjar, con gran riqueza de matices en su interior y un vistoso retablo de madera.
Al margen de estos proyectos, Aníbal González también realizó otras actuaciones en Aracena, como el Mercado de Abastos, el Colegio de las Esclavas Concepcionistas, el bloque de viviendas de la calle José Nogales 2 o el chalet de la Finca Los Lozanos, en Valdezufre. Este legado majestuoso que también tiene un ejemplo de gran vistosidad en el edificio del Tiro de Pichón de Jabugo, futura sede de la Denominación de Origen Protegida ‘Jamón de Jabugo’ y que ‘vigila’ a la cuna del jamón ibérico desde su atalaya privilegiada.

 

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1 Comment

  1. […] Fue inaugurado en 1911, como palacio para la familia Sánchez Dalp, la cual lo donó al pueblo de Aracena para instalar las escuelas. Hoy, es el Ayuntamiento de Aracena, que junto con otros edificios emblemáticos de la población, forman una gran muestra de la obra de Aníbal González. Más info en Turismo Sierra de Aracena. […]

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