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Licor casero de la Sierra de Aracena, el sabor auténtico

Si hay algo en lo que todo el que visita la Sierra de Aracena está de acuerdo es en la exquisitez y diversidad de nuestra gastronomía, uno de los principales reclamos para todos quienes nos visitan cada mes. El jamón ibérico y el resto de derivados del cerdo que campa a sus anchas por la dehesa se mezcla en nuestros platos con setas, frutas y verduras de las fértiles huertas y deliciosos postres artesanos de antiguas recetas.

Dentro de este último capítulo, el referido a los postres, tienen especial relevancia los licores fabricados a partir de la mezcla del aguardiente con frutos de todo tipo. Aunque los más extendidos son el aguardiente con guindas, con moras, orejones (tiras de melocotón secado al sol), cerezas, bruños o ciruelas, entre muchos otros, existe toda una cultura popular en torno a este tipo de licores, que todavía se consumen con frecuencia en todos los pueblos de la comarca.

 



 

Y es que el aguardiente forma parte de la gastronomía de la Sierra de Aracena de diversas formas. Buena parte de los dulces típicos que se elaboran en fechas señaladas suele llevar entre sus ingredientes un chorreón de aguardiente o anís, lo que añade un toque genuino como en el caso de las tortas, los roscos, las florecillas e incluso los piñonates. Eso sí, siempre al gusto de cada casa, lo que permite disfrutar de distintos sabores en una misma variedad de dulce, todo un lujo para los más golosos.

Este mismo toque llevan algunos derivados del cerdo ibérico, como las populares salchichas de aguardiente que se siguen fabricando en Aroche y cuyo exquisito sabor delata la presencia del destilado.

Quizá lo más curioso de los licores con aguardiente artesanales que se hacen en la Sierra de Aracena son las propiedades medicinales que se atribuyen a algunas variedades. Así, muchas generaciones han utilizado el aguardiente de pepino para paliar los dolores abdominales. Curiosamente, el pepino no se introducía cortado, sino que aparecía dentro de la botella de cuello fino totalmente intacto pese a su gran tamaño.

Con la llegada del ‘tiempo del pepino’ era usual ver muchas huertas con botellas en las que la mata por la que iba creciendo el fruto estaba dentro del recipiente de vidrio. Así, una vez el pepino estaba maduro, se cortaba su particular ‘cordón umbilical’ y quedaba dentro del envase para su mezcla con el extracto.

Otra variante sería el aguardiente de nueces, que se utilizaba para curar cólicos. Su fabricación está estrechamente ligada a la mágica Noche de San Juan, cuando se introducía el envoltorio natural verde de la nuez en maduración en una botella con aguardiente. El tiempo y la maceración hacían el resto.

Licores con sabor a la Sierra de Aracena

Al margen de propiedades curativas, bien es cierto que el consumo de licores caseros realizados a partir de la miscelánea del aguardiente con diversos frutos de la Sierra de Aracena es un verdadero deleite para el paladar. Cada particular tiene su método de elaboración y, coincidiendo con la temporada de producción frutal se inicia el rito anual de la introducción en botellas de cada fruto y su cubrición con el oloroso alcohol. Todo ello para un consumo particular, para fechas señaladas y eventos familiares, en los que no falta una copita de estos licores.



Muchas casas particulares en la Sierra tienen un espacio dedicado exclusivamente al reposo de los licores de guindas, de moras, de poleo y una larga lista de variedades al igual que se tiene para los productos de la matanza, lo que denota su importancia dentro de la vida diaria de estos pueblos.

Con esta arraigada tradición licorera en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche no es de extrañar la existencia de una destacada industria dedicada a la fabricación de aguardientes y otros licores. Cortegana, Almonaster la Real e Higuera de la Sierra han sido, históricamente, los tres centros productores de la zona, con varias fábricas artesanales de las que sólo pervive hoy día una en la localidad higuereña.

Gracias a su trabajo se puede disfrutar de una amplia gama de licores que abarcan también otros frutos de esta tierra, como la bellota, la cereza, la avellana o el melocotón. Pese a tener una producción de mayor alcance, la materia prima con la que trabajan les confiere un sabor diferente y muy apetecible en cualquier sobremesa que se precie.

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