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La Danza del Pandero, sobrio compás de la historia en Encinasola

Las manifestaciones culturales en los pueblos del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche han sido una constante durante siglos que han dotado a cada localidad de un patrimonio humano y artístico de riqueza incalculable. En el capítulo del folclore, la zona norte de la Sierra de Aracena conserva diferentes danzas con siglos de historia a sus espaldas y, curiosamente, escasa relación entre ellas.



Danzas de origen religioso unas, como en Cumbres Mayores, o heredadas de la época celta otras, como en Hinojales. Si estas últimas expresiones artísticas cuentan con una legión de seguidores en las fechas clave en las que se celebran (Corpus Christi y Festividad de la Virgen de Tórtola, respectivamente), en el caso de Encinasola, la Danza del Pandero carece de una fecha fija para su celebración, lo que hace que la expectación para disfrutar del legendario ritual sea mayor todavía cuando se anuncia alguna actuación.

Diversos estudios publicados aportan su granito de arena para rescatar de la memoria perdida el origen y significado de esta danza, seña de identidad de todos los vecinos de Encinasola. Pero antes de entrar en su historia es conveniente ahondar en la propia Danza del Pandero.

Hoy día, el Grupo de Danzas ‘Virgen de Flores’ es el encargado de interpretar los antiguos sones del pandero en Encinasola.

Pese a que en sus orígenes la danza era mixta, actualmente participan trece mujeres, ocho en el baile y cinco en el canto. Todas ellas portan en sus manos el pandero cuadrado, único instrumento de este baile en el que los golpes secos sobre la piel de los adufes artesanos marcan el compás.

El pandero de Encinasola, a diferencia de otras variantes más extendidas, tiene bastidor cuadrado, lo que le confiere un toque de originalidad y elegancia que se transmite en los pasos que interpretan las danzantes, siempre acompañadas por la sección vocal del grupo, que interpreta letras de amor, relacionadas con el saber popular o con Encinasola. Y siempre con estribillos marcados:

El pandero, el pandero

elarolaro

el amor de la niña, el amor

de la niña, triste y callada



Según el ‘Cancionero y tradiciones de Encinasola’, de Tomás López, las letras que actualmente interpreta el Grupo de Danzas de Encinasola fueron rescatadas a mediados del pasado siglo por Rosalía Gómez y Eladio Carvajo, que la oyeron a Alejandra Fernández, de 91 años de edad por aquel entonces. Los recuerdos de esta vecina y el ímpetu de estos ‘marochos’ permitieron resucitar a su joya del folclore de la Sierra de Aracena, que también cuenta con un traje típico.

Las danzantes de Encinasola llevan enaguas de lana en tonos fríos (tejidas originalmente en los telares del pueblo), con delantal, puchos, medias de croché blancas y zapatos negros de tacón. El corpiño de seda aporta cierto colorido al conjunto, que se ve coronado por la manteleta de tonos violetas o burdeos, una prenda de gran similitud a la utilizada en la vecina Portugal.

Los pasos del baile fueron recuperados también gracias a la labor de Rosalía y a las indicaciones de su anciana confidente, que le marcó todo el ritual de esta danza, que había desaparecido desde hacía décadas en el pueblo.

El Taller de Artesanía que dirigió Rosalía durante décadas se convirtió en el espacio ideal para enseñar a las niñas de Encinasola no sólo el arte de las filigranas o las barañuelas, sino también los pasos de la Danza del Pandero y el baile de su popular fandango. El trabajo diario y el ímpetu e ilusión que pusieron todas las vecinas en esta tarea permitió rescatar del olvido parte de la cultura de Encinasola.

La semilla sembrada en el Taller de Artesanía de Encinasola germinó en 1944 en el Grupo de Danzas ‘Virgen de Flores’, Premio Nacional de Danza (1948), que hoy día sigue siendo uno de los mejores embajadores de este pueblo fuera de su municipio.

Orígenes de la danza del Pandero de Encinasola

Cuando uno presencia por primera vez la Danza del Pandero constata, a simple vista, su singularidad con respecto al resto de bailes populares existentes en la provincia de Huelva, que no son pocos. Hay varias teorías que profundizan en el origen de este baile, que distaría de la representación folclórica que hoy día interpretan las mujeres de Encinasola, basada sólo en lo que Rosalía Gómez pudo obtener en sus conversaciones con esta anciana vecina.



Una de las teorías existentes gira en torno a un baile iniciado en el siglo XIII que se interpretaba al morir un niño pequeño. La Danza del Pandero transmitiría la creencia de que a la vida se venía a sufrir y que la muerte de un alma inocente se aseguraba su llegada al paraíso. Algunos estudiosos afirman que se cantaba y bailaba en la puerta del niño formando un corro acompañado por el pandero como único instrumento. Posteriormente, el grupo se trasladaba a casa de los padrinos del niño, donde bailan de nuevo y eran agasajados con productos típicos de Encinasola.

Esta visión del origen de la Danza del Pandero contrasta con otra (quizá) más fiable, que la sitúa como herencia de la Repoblación leonesa de la Sierra de finales del siglo XIII. Según Tomás López, al suroeste de la provincia de Salamanca existen bailes también con este modelo de pandero, por lo que no es de extrañar que la llegada de campesinos de esa región hasta las vastas tierras de Encinasola en la Edad Media trajese consigo la implantación de sus costumbres, como esta danza, que arraigó durante siglos.

El estudio de Tomás López también aparta la Danza del Pandero de su vertiente fúnebre a través del artículo publicado por Candelario López en 1963, en el que recuerda los lazos de este baile con la Hermandad de San Juan y su festividad, en la que “se celebraban los bailes del pandero”.

Pandero mi pandero

¿quién te tocará?

de noche con la luna de noche

con la luna y aunque nevara


Este reportaje ha sido posible gracias a la colaboración de Rosalía Gómez Domínguez, Esperanza Márquez Largo y Antonio Pérez Macías.

Fotografías: www.tomaslopez.es y www.danzadelpandero.blogspot.com



2 Comments

  1. Miren
    25/05/2020 at 17:06 — Responder

    Está el pandero cuadrado de la comarca del Rebollar, en Salamanca, y el pandero cuadrado de Laciana, en la provincia de León. Es la repoblación leonesa. Solo que los leoneses no son castellanos. Castilla es otra región. León, Zamora y Salamanca son la región de León, el «y León» de la actual comunidad autónoma de Castilla Y León. No solo el folclore, sino el tipo de poblamiento es distinto. Comunidad se puede ver en todo el occidente español, desde la provincia de León hasta Huelva.

  2. 01/06/2020 at 18:41 — Responder

    Muchas gracias por la puntualización Miren. Tomamos nota y corregimos 😉

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