El Valle del Múrtigas, vergel de la Sierra de Aracena
Por Alicia Tristancho Castilla
A lo largo del corazón de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche serpentea el río Múrtigas, afluente del Guadiana, el río de mayor recorrido de la comarca. Sus aguas nacen en la Fuente de los Doce Caños de Fuenteheridos, van después a la vecina localidad de Galaroza, un pequeño pueblo situado en el frondoso valle que deja a su paso, y sigue su curso recorriendo todo el término de La Nava. Este bello paraje natural se conoce con el nombre del Valle del Múrtigas, un vergel que aporta a la Sierra de Aracena buena parte de su espectacular cromatismo. Pero el recorrido de este río no termina aquí, continúa su descenso, en dirección noroeste, hacia el término de Cumbres Mayores y Encinasola, llega después hasta Portugal, cerca de la localidad de Barrancos, y se incorpora, finalmente, al Guadiana por el norte de Moura.
Los alrededores del Valle del Múrtigas están cubiertos por una frondosa vegetación. Cualquier persona que lo contemple encontrará una gran diferencia con otros lugares de la Sierra de Aracena ya que este rincón tiene un gran valor ecológico gracias a sus numerosas huertas de regadío, que han sido grandes productoras hortofrutícolas desde tiempos remotos.
Los terrenos que riega el río Múrtigas son de gran fertilidad. En la actualidad, suman unas 550 hectáreas de huertos de regadío que se extiende por los municipios de Fuenteheridos, Galaroza y La Nava, en los que se obtienen frutas y hortalizas de gran calidad: sabrosas manzanas (conocidas popularmente como peros), melocotones, dulces ciruelas, peras, patatas, tomates y cebollas son algunos de los productos más afamados.
Desde sus orígenes estos tres pueblos del Valle del Múrtigas han estado ligados a la cultura del agua y también a las frutas que se obtienen de sus tierras. Sus gentilicios son una muestra esta influencia. A los habitantes de Fuenteheridos se los conoce por ‘paperos’, por las sabrosas patatas que producen. Los de Galaroza son ‘cachoneros’, gentilicio proveniente del ‘pero cachón’, una variedad autóctona de manzana. Los habitantes de La Nava son los ‘navinos’ y su fruta más popular es el melocotón, en torno al cual se realizan una original fiesta cada verano, en la que se reparten miles de litros de ponche en cuya elaboración, uno de los ingredientes esenciales son los ricos melocotones de la tierra.
La interacción del río Múrtigas con los pueblos situados en su valle constituye parte de su identidad. Así, el nombre de Fuenteheridos deriva de los vocablos ‘fonte’ (fuente) y ‘ferido’, un término de origen leonés que significa turno de riego, lo que demuestra la importancia del riego y el agua para el cultivo en esta población.
En Galaroza, el agua está presente por toda la localidad. Numerosas lievas recorren sus calles aportando un frescor único y una de sus fiestas más populares es la de Los Jarritos (6 de septiembre) en la que todo el que visita la localidad acaba empapado. Como marca la tradición, vecinos y visitantes se mojan unos a otros con el agua de la Fuente de los Doce Caños en una jornada festiva que encierra una tradición cultural muy arraigada entre los ‘cachoneros’.
En La Nava hay numerosos restos de construcciones ligadas a las corrientes fluviales del Múrtigas que forman parte del patrimonio de la localidad. Encontramos restos de antiguos molinos que recuerdan un oficio ya desaparecido en el pueblo. También hay restos de la Central Hidroeléctrica ‘Los Batanes’ cuyo nombre hace alusión a una de las actividades más realizadas a orillas del Múrtigas, el ‘bataneo’, que consistía en curtir telas, paños y otros tejidos para elaborar prendas de abrigo aprovechando las corrientes de agua.
El conocido como ‘Puente Romano’ (aunque su origen es medieval) fue construido por los molineros navinos en el siglo XV para facilitar el tránsito de cereales de toda España y de diferentes puntos de Portugal, lo que da una idea de la intensa actividad industrial que había en la zona vinculada a este río.
El río Múrtigas es fundamental en la actividad agrícola de muchos pueblos serranos. La producción hortofrutícola ha sido posible gracias a su gran caudal, que ha convertido este valle en un gran productor de frutas y hortalizas. Algunas variedades han desaparecido casi por completo, como en el caso de los ‘peros cachones’, de los que sólo quedan algunos ejemplares en huertas particulares, y también los famosos melocotones de La Nava, que han reducido enormemente su producción.
A mediados de los años 60 del pasado siglo, la recolecta del melocotón suponía la principal fuente de ingresos de las familias navinas. Ciudades como Sevilla y Murcia eran los destinos a los que mayoritariamente se exportaba esta deliciosa fruta. El declive económico que supuso el cierre de la Mina María Luisa en esta localidad hizo que muchos vecinos tuviesen que marcharse a trabajar fuera, con lo que el cultivo y cuidado de los melocotoneros quedó paralizado.
Con el paso del tiempo, algunas huertas también desaparecieron. Ahora se está intentando recuperar muchas de ellas para seguir produciendo los frutos de la huerta que han dado fama a estos municipios serranos. El método de cultivo se ha modernizado, pero las condiciones climatológicas de este rincón del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche permiten que se siembren especies nuevas no autóctonas, que adquieren un sabor y un olor mucho más intenso que en otros lugares gracias a la fertilidad del terreno, con lo que se potencia en gran medida su calidad.
En la actualidad se comercializan fuera de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche varios tipos de frutas como las peras, manzanas, ciruelas y melocotones. También son muy solicitados los productos de la huerta como las patatas, habichuelas, ajos y cebollas, que salen del Valle del Múrtigas hacia Lepe y Sevilla.
La Asociación Lieva de Galaroza ha colaborado en la realización de un inventario para catalogar las huertas de regadío que quedan en la actualidad, las que hubo antes, y las que podrían comenzar a funcionar de nuevo. También se ha hecho un recuento de las presas y lievas existentes. Esta asociación siempre ha buscado destacar y proteger los valores culturales, patrimoniales y medioambientales que van ligados al río Múrtigas.
El Valle del Múrtigas es un enclave donde la frondosidad de los bosques se mezcla con el rumor de las aguas. En esta tierra el olor a campo es tan intenso como el color de sus huertas. Al tratarse de zonas de difícil acceso geográfico en la que las personas conviven en armonía con la naturaleza podemos disfrutar de especies que están en peligro de extinción y son difíciles de encontrar en otros lugares, como es el caso del jarabugo, la pardilla, la boga de río y el calandino, algunos de los peces autóctonos catalogados en este cauce.
Esta zona Reserva de la Biosfera guarda tesoros naturales que han logrado perdurar con el paso del tiempo gracias a unas condiciones ambientales propias. El río Múrtigas ha proporcionado a estas tierras una gran riqueza ecológica y el susurro de sus aguas adormece los sentidos con su rumor constante. Desde tiempos remotos corretea incansable entre arboledas y recovecos. Es un lugar mágico por descubrir, un paraíso testigo del paso del tiempo.
Fotografías: Patronato Provincial de Turismo de Huelva
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