El habla de los pueblos de la Sierra de Aracena, tesoro popular
El habla de los pueblos de la Sierra de Aracena es digna de disfrute como otro monumento más. Si recorre los pueblos de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche y se para a conversar con sus vecinos, posiblemente escuchará palabras que le pueden resultar un tanto desconocidas, como ‘fláma’, ‘bujío’, ‘abombáo’, ‘negrál’, ‘tabardo’, ‘vencejo’ ‘chiquenino’, entre otras muchas. Todas ellas son el resultado del legado que dejaron a su paso leoneses y gallegos durante la Repoblación, allá por el siglo XIII, y que hoy día se utilizan en el lenguaje cotidiano de los serranos. Son miles de voces que forman parte del rico patrimonio cultural de esta comarca y que siguen activas pese al paso de los siglos y a la distancia con el norte de España.
Si visita Los Romeros y escucha la expresión ‘abarcárse’, sepa que se están refiriendo a abrazarse a alguien con mucho afecto y si en Aroche alguien le dice que está ‘abecerráo’ es que intenta explicarle que se encuentra muy acalorado.
Lo que subsiste es la prolongación de los restos del dialecto leonés, fragmentado tras su absorción por el castellano en un conjunto de dialectos que se agrupan bajo la denominación de Hablas del Oeste de España. Hoy se presentan unidos a numerosos galleguismos y a una buena cantidad de voces andaluzas, extremeñas o legadas por la trashumancia, que constituyen el rico y extenso mosaico del habla de nuestros antepasados.
No se sabe muy bien el motivo, (quizá por la cercanía de la Vía de la Plata) pero la Sierra de Aracena fue repoblada hace ocho siglos por leoneses y gallegos, y no por castellanos. A partir del último tercio del siglo XIII, llegaron miles de personas del antiguo Reino de León, unos procedentes de zonas de habla leonesa: como Santander, Asturias, León, Salamanca y el norte de Cáceres; y otros de zonas de habla gallega, llegados de una parte del Bierzo y de la provincia de Zamora. Así, hasta finales de ese siglo, se instalaron la mayoría de los galleguismos y leonesismos que aún perduran en el lenguaje de los serranos.
También se produjeron mezclas por influencias andaluzas, extremeñas y portuguesas y, con la trashumancia llegaron nuevas voces navarras, aragonesas y sorianas. Todo ello dio lugar a un subdialecto que debió hablarse en la Sierra de Aracena hasta muy avanzado el siglo XIV, cuando, gradualmente, se fue castellanizando, aunque debió tener tanto arraigo que hoy día ha logrado seguir formando parte del catálogo de voces que los serranos usan en su vida cotidiana.
Una de las causas que provocaron este fenómeno fue el aislamiento geográfico, hoy día solventado, que tuvo esta comarca durante siglos, con unas pésimas comunicaciones por carretera y al relieve montañoso que domina el terreno, lo que propició la conservación de una gran parte de la herencia cultural de estos pueblos.
La importancia que tiene este hecho en la historia de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche tomó forma en el denominado ‘Diccionario de la Sierra’, de Rodolfo Recio (Editado por el Grupo de Desarrollo Rural), donde se recogen expresiones que se siguen escuchando de ancianos, hombres y niños.
Su autor, dedicó muchos años de trabajo y estudio, en los que ha recorrido los pueblos y las aldeas de la zona para escuchar las voces de sus gentes y poder ahondar en cada uno de los términos serranos y en su significado.
El ‘Diccionario de la Sierra’ reúne palabras que se emplean en toda la comarca y otras que se mantienen sólo en algunos municipios. Así, por ejemplo, en Navahermosa (Galaroza) se emplea el término ‘frónza’ para referirse a una cantidad ínfima de algo, mientras que esta palabra ha desaparecido en otros núcleos de población. Lo mismo ocurre en otros pueblos, donde se usa la expresión ‘fotegañóte’ cuando no se está de acuerdo con algo, o en La Nava, donde el término ‘fragóso’ se emplea para decir que algo es dinámico, que se mueve constantemente.
Esta herencia sigue estando en boca de todos los serranos y serranas y hoy día forma parte del importante patrimonio cultural que tiene esta tierra, del que puede disfrutarse en sus calles y plazas.
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