Casas solariegas, el sello de la historia en Aroche
La historia de los pueblos no sólo se rige por sus archivos y publicaciones. Los monumentos que conforman el patrimonio arquitectónico de cada localidad son testigo fiel de épocas pasadas en las que la fisonomía de los entramados urbanos distaba mucho de lo que hoy día conocemos y en la que el poder político y religioso emergía frente a todo.
Toda vivienda es fiel reflejo de su propietario y, claro está, las diferencias económicas marcaban el tamaño y lujo de cada construcción. La nobleza asentada en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche mostraba su poderío con grandes casas solariegas en los lugares más emblemáticos de cada casco urbano. Casas de varias plantas con lujosos acabados y, por supuesto, con el escudo de armas de cada familia presidiendo la fachada principal.
Aroche es uno de los municipios de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche en el que mayor número de viviendas de este tipo se conservan. Todas ellas en un tramo pequeño de distancia, el que gira entorno a la Iglesia Prioral de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVI) y al actual Ayuntamiento, que ocupa el solar de la primitiva Casa Consistorial, erigida en tiempos de Felipe II.
Un tranquilo paseo por el centro urbano de Aroche, catalogado como Conjunto Histórico Artístico en 1980, nos adentrará en una época en la que los señores construyeron grandes palacios y en las que la mayoría del pueblo llano trabajaba en estas casas o en las explotaciones ganaderas de condes y marqueses por el segundo término municipal más grande de la provincia de Huelva.
La actual Plaza Juan Carlos I, antigua plaza del Cabildo, es nuestro punto de partida para este recorrido. Allí, en una de sus esquinas se erige la Casa de los Tinoco Castilla, construida en 1692 por don Pedro Tinoco Martínez, tal y como reza en la inscripción anexa al escudo de armas, incrustado en la esquina a la plaza.
Según el erudito local Antonio Rodríguez Guillén ‘Chamizo’, el proyecto de este escribano era la construcción de una plaza porticada que sirviese para acoger el mercado y también como coso para ‘garrochar’ los toros. Así, aprovechando el paso del pórtico junto a su fachada pretendía hacerse con una azotea particular y las mejores vistas de esta plaza.
De este proyecto queda como testigo una columna adosada a la esquina de la casa blasonada de los Tinoco Castilla. Sus dos plantas, la superior inacabada, son sólo el primer ejemplo de la arquitectura civil heredada de una nobleza – militar llegada de Extremadura y que dejó su particular sello en la, por aquel entonces, ciudad amurallada.
Y es que el emplazamiento de Aroche lo convirtió en un enclave estratégico en las luchas fronterizas entre los reinos de Castilla y Portugal. Junto a una de las puertas de la muralla que rodeaba la villa para su defensa, la Puerta de Sevilla, estaba situada otra casa de interés, que pertenecía a la familia Chaves Figueroa, tal y como reza su escudo de armas que hoy día pervive, en el que se mezclan las llaves (‘chaves’) y las hojas de higuera (‘figuera’).
El resto de casas blasonadas de Aroche que siguen en pie están situadas en torno a la Iglesia Prioral de Nuestra Señora de la Asunción. La calle Real, que une la actual Plaza de Juan Carlos I con la iglesia, reúne dos de los mejores exponentes que se conservan. Pero antes de llegar a sus fachadas no podemos dejar de lado la ventana bífora del siglo XV decorada con ladrillo visto y una reja de forja de la misma época, en la que fue sede original del Museo del Santo Rosario.
Frente a esta ventana está situada la antigua Casa Palacio del Conde del Palancar, hoy día convertido en el Centro Cultural Las Peñas. El escudo de armas que preside la entrada al actual Casino de Sociedad y la fachada son sus elementos más destacados.
En la otra acera está la Casa del Marqués de los Arcos, del siglo XVIII. Consta de tres plantas que se encuentran en un buen estado de conservación. Su fachada, coronada por el blasón de la familia que la construyó da entrada a una casa señorial con grandes bóvedas de arista en sus techos y salones amplios con suelos de ladrillo rojo autóctono de Aroche.
Todavía quedan dos casas históricas que merecen su visita en este paseo por la historia de Aroche. A unos 250 metros de la del Marqués de los Arcos, en la plaza anexa a la Iglesia de la Asunción se encuentra la Casa del Conde del Álamo (siglos XVI-XVIII), adquirida por el Ayuntamiento y restaurada, y que en 2022 abrirá sus puertas como nuevo hotel. El proyecto de restauración y recuperación ha conservado todos los elementos existentes de la construcción original, así como también se incluyeron excavaciones arqueológicas que han documentado silos de época almohade, relacionados con el castillo.
En esta casa–palacio, junto a los escudos heráldicos del Conde destacan las rejas de forja (siglo XVI) que decoran balcones y ventanas, así como las bóvedas de arista de su interior, que mantienen esta construcción característica del Aroche de la época.
La influencia del Conde del Álamo en la vida de su pueblo se extendió también al campo, donde poseía un palacio de dimensiones excepcionales en una finca de centenares de hectáreas de dehesa. Asimismo, intervino, por ejemplo, en la creación de las reglas de la Hermandad de San Mamés, patrón de la localidad.
Curiosamente, las excavaciones realizadas en las obras de restauración de la Iglesia de la Asunción han sacado a la luz las criptas del Conde del Álamo y el Marqués de Valdeloro, dos ejemplos de la influencia de la nobleza en los poderes políticos y religiosos de la época.
Este último noble será el anfitrión de nuestra siguiente visita a un monumento de la arquitectura civil arochena, que nos llevará a la calle Moura. Allí, el Marqués de Valdeloro tenía su casa, construida en el siglo XVII y de la que hoy se conserva el escudo heráldico y la portada de granito. Pese a las reformas realizadas por sus posteriores propietarios, el estado de ambos elementos sigue otorgándole un porte señorial que se ve enmarcado en la belleza de la calle que la acoge, en cuya entrada es obligado el paso por un tramo cubierto por una bóveda de arista encalada.
El paso de los siglos no ha restado protagonismo a este conjunto de casas señoriales en una ciudad cargada de historia. La visita a Aroche se convierte en un placentero recorrido por una villa cuya fisonomía actual debe mucho a esa época en la que las luchas con el vecino Reino de Portugal le otorgaron un papel señalado para los reyes de Castilla.
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