NUESTROS PUEBLOS: SIERRA DE ARACENA

SIERRA DE ARACENA: UN ESPACIO PARA LA CONVIVENCIA Y EL RESPETO A LA NATURALEZA

En la zona más occidental de Sierra Morena, al norte de la provincia de Huelva, se dispone un conjunto de cadenas montañosas de media altura donde el dominio de pizarras y cuarcitas confiere al suelo un color oscuro característico, y en el que el paisaje vegetal dominante lo constituyen grandes masas forestales de encinas y alcornoques. Es el Parque Natural de Aracena y Picos de Aroche, un paisaje modelado por la mano del hombre que esconde una gran variedad de flora y fauna amenazada.

Con una extensión de 186.827 hectáreas repartidas entre 28 municipios, el enclave representa el segundo mayor espacio protegido de Andalucía, tras el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, y está surcado por una red fluvial recogida en las cuencas hidrográficas del Guadalquivir, Guadiana y Odiel.

La disposición orográfica de las sierras crea una barrera a las masas de aire que penetran desde el Atlántico, lo que provoca una alta pluviosidad en la comarca. Ello, unido a un clima idóneo, hace que puedan desarrollarse especies frondosas como el castaño. Sus más de 5.000 hectáreas entre Aracena y Cortegana componen una estampa inigualable en Andalucía cada otoño. Todo un atractivo para los amantes de la naturaleza.

La presencia del castaño, introducido en estas tierras por los romanos hace más de dos milenios, ha forjado una cultura en torno al árbol y a su fruto. Pueblos como Los Marines, Aracena, Galaroza o Fuenteheridos conservan tradiciones unidas a la temporada de la castaña, que comienza en octubre, en las que se percibe la simbiosis existente entre el hombre y el medio.

Es en este mes cuando la Sierra experimenta una explosión de color por la tonalidad que adquieren estos árboles, cuyas hojas pasan del verde brillante al suave marrón que envuelve los campos. La maduración del fruto en el interior de sus caparazones espinosos hará que caigan al suelo, momento en el que empieza el trabajo para la cuadrilla de ‘apañaores’, que recogerán las castañas que se distribuyen por toda España, así como por países de la UE, como Inglaterra, Alemania o Italia.



LA MAGIA DE LA DEHESA

Este paraíso natural acoge otras especies propias del monte mediterráneo que dan forma a la dehesa, un perfecto ejemplo de que la convivencia entre el hombre y el medio es posible, donde ambos van de la mano en una relación recíproca. La dehesa está compuesta principalmente por encinas, alcornoques y quejigos de gran porte y el aprovechamiento de los recursos naturales que ofrece es una de las claves para entender su estado de conservación.

Aquí, las abejas encuentran el néctar con el que elaborarán la exquisita miel. El agricultor tiene tierras aptas para los cultivos de secano. El cerdo ibérico, su alimento principal, la bellota. La masa forestal proporciona su madera, que se transforma en carbón vegetal y el alcornoque, la corteza que cubre su tronco, el preciado corcho.

La extracción del corcho para su posterior tratamiento y transformación es una de las actividades que centra la economía de muchos municipios serranos. Con la llegada del verano, las cuadrillas de hombres comienzan esta complicada tarea con la ayuda de un hacha para separar las planchas adosadas al tronco.

El descorche es un claro ejemplo de desarrollo sostenible y una labor heredada cuyos orígenes se pierden en la historia y que hoy día supone una fuente de ingresos de gran importancia para la comarca. Pueblos como Cortegana o Higuera de la Sierra cuentan con fábricas para la fabricación de tapones de corcho o la simple cocción de las corchas, lo que facilita su apilado para la exportación a Cataluña o a Portugal, grandes transformadores del producto.

Pero la riqueza vegetal en el bosque mediterráneo incluye otras muchas especies, como las coscojas, las cornicabras o las zarzaparrillas, mientras que un cinco por ciento de la superficie está cubierto por especies que han sustituido al bosque autóctono original, como los chopos, pinos piñoneros o eucaliptos. También crecen otro tipo de especies adaptadas a suelos húmedos y encharcados en los arroyos y riachuelos situados en el fondo de los barrancos, como los sauces, alisos y fresnos.


La elevada pluviometría que se registra ha permitido también la existencia de más de 500 especies de hongos. Las primeras lluvias otoñales, seguidas unos días de sol, permiten el milagro anual de la aparición de miles de setas de distintas especies comestibles, lo que ha permitido su aprovechamiento gastronómico convirtiéndolas en uno de los pilares fundamentales de la cocina serrana. Entre las más consumidas y demandadas están la tana (Amanita caesarea), el gurumelo (Amanita ponderosa), diferentes especies de tentullos (Boletus spp.), el pinatel (Lactaruis deliciosus) o el gallipierno (Macrolepiota procera).

DIVERSIDAD Y RIQUEZA EN SU FAUNA

Esta extensa vegetación y la variedad de ecosistemas que alberga, ha propiciado que la fauna en este enclave onubense sea de una riqueza extraordinaria, aunque en cierto modo, la abundancia de ciertas especies animales ha sido condicionada directamente por el hombre o por el desarrollo de sus actividades.

Entre las especies de rapaces que nidifican regularmente en el Parque se encuentran la cigüeña negra, el águila real y el cernícalo primilla. También aparecen rapaces nocturnas, como la lechuza, el mochuelo y el cárabo.

Las dehesas de encinas y alcornoques proporcionan el hábitat a especies como el gato silvestre, la gineta, el zorro, la garduña y otras de gran valor cinegético como el jabalí o el ciervo, reintroducido en los últimos años. Aquí nidifican además el azor y el gavilán, el  ratonero, los milanos negro y real y el buitre negro, que tiene en la zona de Aroche una de sus poblaciones más importantes en toda Europa.

 

Especies ligadas al medio acuático, como la rana verde, el sapo común, el tritón jaspeado o el galápago común, o reptiles como la lagartija colilarga, la culebra bastarda o la víbora, conviven en perfecta armonía dentro de los límites de este espacio protegido.

La conservación y el desarrollo promovido en este Parque Natural ha propiciado la consecución de un gran número de logros, distinciones y premios. Es uno de los pocos espacios protegidos de España que cuenta con un Plan de Desarrollo Sostenible, una apuesta de la Junta de Andalucía que coloca al entorno en la punta de iniciativas sostenibles en 2004. También obtuvo la certificación ISO 14001, una norma de calidad europea que certifica la calidad de la gestión medioambiental del Parque Natural.

Otra de las distinciones conseguidas es la declaración como Reserva de la Biosfera de las Dehesas de Sierra Morena por la Unesco. Así, pasa a formar parte de los privilegiados territorios distinguidos por el organismo de las Naciones Unidas para la Cultura y el Medio Ambiente por su compatibilidad entre las actuaciones socioeconómicas del hombre y la conservación de una rica biodiversidad biológica, como son los ecosistemas de dehesas.


Asimismo, el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche obtuvo recientemente la Carta Europea de Turismo Sostenible, un instrumento voluntario entre los actores implicados en el desarrollo turístico para favorecer la aplicación de los principios del turismo sostenible a través de una serie de acciones que emprenden los firmantes de la Carta.

(Fotografías: Mancomunidad Sierra Minera, Rafael Romero Porrino (http://www.naturaracena.blogspot.com.es/) y Manuel Rodríguez)

 

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